jueves, 22 de octubre de 2015

La antirutina

    Cuando esta mañana sentí el deseo de volver a escribir, me fui a pasear con mi perra Teja, a sentir el fresco de las tempranas luces del día, a llenar mi ser de renovadas energías, a observar y admirar el territorio donde vivo, Sataute, en la isla de Gran Canaria, saludando al aire y a la llovizna tímida que despertaban mi rostro y mi mente a nuevas sensaciones y escuchas placenteras.
    Después de desayunar con Montse, comenzamos, cada uno en su rincón,  a ordenar y solucionar sus temas pendientes del día. Bajamos a Las Palmas de Gran Canaria que resplandecía nueva, superadas las lluvias copiosas que la colapsaron durante las primeras horas del día. La mañana fue generosa con nosotros, todo aquello que necesitábamos realizar salió como deseábamos. Terminamos almorzando en El Paraiso, un restaurante muy peculiar por si mismo y por su entorno, el parque rural El Galeón, en esta villa de Santa Brígida.
    Una vez en casa, me acomodé, cogí la tableta y me puse a ver las entradas en mi facebook, me encontré con la última de Santiago Gil, escritor y amigo, y en ella, entré en su blog, en el que investigando,  descubrí cómo iniciar el mío propio.  Y aquí estoy, ayudándome a romper la posible rutina que se acerca o se aleja de nosotros dependiendo del grado de atención consciente que tengamos en nuestra vida.
    Me gusta este nuevo inicio que comienzo hoy, en esta nueva andadura. Me atrae escribir, expresar todo aquello que nace en mí y que no quiero que quede dentro sino que le abro las puertas y ventanas de par en par, para que salga y viva, para que salte e inicie el vuelo  y así, si quiere,  pueda llegar hasta las nubes que coronan la montaña más alta de la cordillera del Himalaya.